jueves, 13 de octubre de 2011

Camila

Llegó hace ya casi 11 años, en un  mes de octubre no muy diferente al de hoy. Frío y nublado.

Esta pequeña nació en Cuernavaca, de padres con pedigree, cuando entré en esa habitación buscando a otro integrante de la familia, buscábamos un integrante facil de entrenar y que fuera difícil de sorprender.
Observé en el fondo de la habitación una pequeña delgadita que timidamente se veía frente al espejo, se veía dócil y cariñosa. Inmediatamente nos decidimos por ella.

Aquiles a quien siempre estaré agradecida me la entregó y la llevé en brazos en la parte trasera del auto, junto a mi Sistercita y mi Sistersandwich.

Gracias a Paola, conocimos a Paul quien nos daría toda una cátedra de como recibir y críar a esta pequeña antes de que llegara a sus clases.

Cuado Paul la conoció y Cami ya se había apoderado de esta su casa, le sorprendió lo buena cuidadora que era, lo bien que defendía a su territorio y a nosotros su familia.

Claro, no faltó los momentos de aprendizaje, la popò por aquí, las macetas destruidas por allá. Era el primer Pastor Alemán, o perro grande de la familia, la raza soñada por mi Papà y para nosotros nuestra primera experiencia con una amiga protectora. Nunca negaré que me daba miedo en un principio, pues crecía rápidamente.

Tán rápido como se habituó nos organizamos para llevarla a la escuela, sus sesiones eran en el Ajusco con lo cual se convertía en toda excursión familiar, arreglar el perro, un sandwich, jugo... y todos a la escuela.
Ahí corría convivía con otros perros, aprendía el "camina", "alto", "quieta", "abajo", aunque también sufría con sus mareos, pues nunca se acostumbró al ir y venir del auto.

Su juguete preferido fue un pollo de hule el cual simpàticamente agarraba por el cuello y aventaba, iba y venía por todo el patio corriendo tras su pollo.

Año y medio después llegó su inseparable Perla, una labrador que fue su complice, tapadera, chivo expiatorio  pero sobre todo, fue su compañia de día y noche.

Camila siempre fue un ejemplo de Diva, una perra que se sabía hermosa pero que además gustaba escuchar que era hermosa, caminaba altiva con su correa y su collar. Pero cuidado con los peatones, porque se tenían que cuidar ya que además de Diva era la perfecta mamá que nos cuidaba a nosotras sus hijitas.

Era la clásica niña a la que le comprabas el Kong más exhuberante y caro y se entretenia jugando con el empaque. Aquella a la que le buscabas una cama perfecta, reforzada, con el mejor relleno y que sinembargo lo despreciaba y se tiraba en su lugar preferido, bajo la mesa en el piso, junto a Perla.

La primera en anunciar la visita, aùn antes que el timbre, la ùltima en separarse de la puerta cuando te ibas y la cerrabas tras de tí.

La que comía en su plato, pero la que también reprendía a Perla en sus juegos e incluso la que habilmente se las ingeniaba para que las travesuras las pagara Perla y no ella.

Esa era Camila, hermosa Camila que hoy nos dejó y que tanto Perla como yo ya extrañaremos desde esta mañana.

Y aún así no dejo de verse hermosa con ese moño blanco que le pusieron para despedirla... Ila Licka ia Camila habibati...