La mañana es soleada. .. un poco fresca y la cama se yergue a mitad de la habitación. Los rayos de sol que penetran por el ventanal le dan un aire señorial. La cabecera crece al sentirse engalanada por el hermoso edredón con tejidos en oro.
Se respira silencio en la casa de pronto se escuchan pasos apresurados que suben por las escaleras; se abre de golpe la puerta... el ladrón sigilosamente abre los cajones, los tira sobre la cama y los vacía uno a uno sobre el edredón, verifica que esten las alhajas...
Abre los cajones de la comoda buscando más objetos de valor... la cama observa como se va desordenando su entorno.
Se acaba el tiempo, crece el nerviosismo del hampon... de pronto, el reloj del salón de juegos da las campanadas que acompañan a la hora.
Son las 11:00; sabe que los dueños estan por llegar, debe escapar... pero se da cuenta que las joyas han quedado esparcidas, no hay tiempo...
Con premura recoge las cuatro puntas y enrolla el edredón... encuentra una bolsa y con fuerza lo mete junto con el valioso contenido.
No se detiene, baja corriendo las escaleras y huye dejando tras de sí la puerta frontal abierta.
En la habitación la cama ha quedado desnuda... desnuda en el centro de un desorden que viola cualquier intimidad... una cama mas... solo una tabla y un colchón... y la sorpresa de los dueños al saberse robados.
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